La terapia es un camino de crecimiento

La terapia es un camino de crecimiento.

La primera etapa es la de la partida del viaje: el paciente decide acudir en demanda de ayuda para superar una crisis o enfermedad de algún tipo.

En terapia se cruza un umbral que consiste en una decisión voluntaria y consciente de querer mirar hacia dentro y entregarse a la búsqueda de otra manera de ser. A lo largo del camino el paciente descubre introyectos, recoge proyecciones e integra polaridades.

Al final del camino le espera el redescubrimiento de sí mismo pues las fuerzas buscadas y ganadas han estado siempre dentro de su corazón.

jueves, 22 de febrero de 2018




ABY WARBURG: Historiador del arte, creador de la biblioteca Warburg, con más de 60.000 volúmenes, perteneciente a una familia de ricos banqueros judíos ortodoxos fue ingresado en en 1918 en el sanatorio mental de Bellaveu con un diagnóstico de Esquizofrenia que fue sustituído posteriormente por el de Psicosis maníaco depresiva. El día 21 de Abril de 1923 pronunció la conferencia El ritual de la serpiente en la propia clínica, basada en la experiencia que tuvo años antes durante un vieja a Nuevo Méjico, al presenciar el ritual de los indios hopis, que danzan con una serpiente a la que sujetan con su boca. La serpiente, ese gran enemigo del hombre se convierte en un mediador entre él y los dioses pues según su tradición esas serpientes se transforman en rayos que atraen la lluvia. Esa conferencia, mágicamente, marcó el inicio de su curación.


A pesar de la recomendación de su médico el Dr. Biswanger, Aby se enfrentó a sus propios fantasmas por medio de la escritura y escogió como tema, no el arte florentino, objeto de su tesis dictoral, sino el ritual del pueblo más antiguo del continente americano. Aby Warburg creía en un proceso evolutivo de la humanidad que llevaría al hombre a tomar distancia del mundo natural graciasa la conciencia, a la razón y a la lógica aunque conservando siempre las reliquias de un estado mental en el que el ego aún no era el dueño, y en el que podía ancanzarse la comunión con el entorno natural por medio de la magia y el ritual, por medio del símbolo. Los símbolos nos hablan de una existencia pretérita, instintiva, presente siempre en nosotros aunque cubierta con la pátina de la civilización, la lógica, la razón. Nuestro destino depende de cómo convivamos con esos símbolos.

En su desesperada situación, volcó sus dispersas energías en el trabajo intelectual y escogió precisamente ese tema. Tal vez porque en aquel viaje, su única experiencia directa con esa humanidad primitiva y pagana que ejerció tanta atracción sobre su mente, pudo comprender la necesidad biológica del símbolo. Tal vez porque esta experiencia convirtió al paganismo de los indios Pueblo en algo vivo y real para él, pudiendo entender, después de observar sus rituales —en los que el indio se mimetiza, se conecta y se funde espiritualmente con aquello que lo trasciende— que los símbolos vinculan al hombre con el mundo y con los demás hombres; que gracias al símbolo, que lo sitúa en una red de relaciones, el hombre no se siente extraño en el universo; y que un mundo sin símbolos sería irrespirable. Y qué mejor símbolo que la serpiente, encarnación del misterio del mundo que habita en las profundidades e inesperadamente emerge, la serpiente puede generar las mayores calamidades para el hombre, pero justamente por eso tiene la capacidad de salvarlo: la serpiente mata pero también da vida, da lluvia, y la única posibilidad de vida y de sentido para los Pueblo es estableciendo una conexión espiritual con ella. Warburg intentó ocultar este hecho, lo cual explica tres cosas: que al regresar de su viaje a Norteamérica no haya publicado absolutamente nada acerca de sus experiencias con los indios Pueblo; que después de su conferencia haya guardado nuevamente total hermetismo en cuanto a su aprendizaje con los Pueblo; y en tercer lugar, que no haya querido que absolutamente nadie, sin su expreso consentimiento, pudiese leer el manuscrito que afortunadamente hoy podemos tener en nuestras manos, el cual expresa el conocimiento metamórfico observado y experimentado en carne propia por el autor.

La conferencia le permitió volver sobre una experiencia pasada en donde los miedos eran susceptibles de ser exorcizados de forma simbólica. Se purificó, pues, en su propia conferencia-ritual.«Mi enfermedad consiste en que pierdo la capacidad de conectar las cosas en sus simples relaciones causales, lo que se refleja tanto en lo espiritual como en lo concreto».

Al final de la conferencia, Aby se refiere a la serpiente como símbolo espiritual, en ejemplos de la Biblia, la Antigüedad clásica y la teología medieval. La serpiente es símbolo del mal en la religión cristiana y judía, pero Aby recuerda en su conferencia el episodio bíblico en que el pueblo es invadido por una plaga de serpientes “Y el SEÑOR dijo a Moisés: Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá.” 
Warburg sentó las bases de  una nueva concepción de las relaciones entre Imagen y Pensamiento, Arte y Sanación, Mente y Memoria, Hombre y Cosmos.

En 1926 inauguró su instituto dando forma a su ambicioso proyecto destinado a reunir largas series de formas artísticas. Su  proyecto Mnemosine es  un monumental atlas iconográfico de formas artísticas realizadas en diferentes épocas históricas. En este grandioso proyecto ocupaban un lugar especial  la magia y la ciencia. Warburg avanzó una hipótesis admitida hoy en día pero inaudita en aquellos tiempos, que las sociedades primitivas podían conjurar su profundo miedo a las fuerzas hostiles de la naturaleza mediante la magia, sentando así las bases que han llevado al desarrollo de la racionalidad y el pensamiento científico. Pero este proceso es reversible: el hombre puede pasar de la ciencia  al caos y los miedos atávicos de los primeros tiempos de la humanidad.

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