La terapia es un camino de crecimiento

La terapia es un camino de crecimiento.

La primera etapa es la de la partida del viaje: el paciente decide acudir en demanda de ayuda para superar una crisis o enfermedad de algún tipo.

En terapia se cruza un umbral que consiste en una decisión voluntaria y consciente de querer mirar hacia dentro y entregarse a la búsqueda de otra manera de ser. A lo largo del camino el paciente descubre introyectos, recoge proyecciones e integra polaridades.

Al final del camino le espera el redescubrimiento de sí mismo pues las fuerzas buscadas y ganadas han estado siempre dentro de su corazón.

lunes, 29 de enero de 2018

Terapia de pareja

      
      Botella plana B Cada vez acuden más parejas a mi consulta, ya sea porque están viviendo una crisis o porque se sienten estancados e insatisfechos en su relación.

En el curso de la terapia la pareja se encuentra con aspectos desconocidos del otro y de sí mismo, descubre hasta qué punto su relación estaba condicionada por los roles asumidos en la familia de origen por cada miembro de la pareja y se da cuenta de las expectativas infantiles respecto al otro que provienen de situaciones anteriores no resueltas. 

Es un camino de crecimiento en pareja en el que aprendemos a comunicarnos de una forma nueva, en el que encontramos que detrás de un silencio, de una incomprensión, sólo estaban los miedos propios y del otro. En ese contexto mediado por el terapeuta la pareja descubre que puede abrir campos a la discusión que antes estaban protegidos y bajo llave....miedos a perder la propia identidad, a ser manipulados, a no ser entendidos, a ser abandonados.

El trabajo del terapeuta es ahondar en aquello que más temen cuidando de la pareja, como se cuida a un bebé recién nacido, porque precisamente en la pareja, es decir, en la relación con el otro que hemos escogido para compartir nuestra vida es donde nuestros aspectos más vulnerables están más expuestos. La pareja que hemos escogido porque al enamorarnos sentimos que nos completa, se convierte a la vez en aquello que nos limita, en  la persona que más daño puede hacernos. A su vez, todos proyectamos en nuestra pareja las relaciones que tuvimos con nuestros padres y hermanos, deseo infinito de amor y apoyo, miedo al abandono,  a resultar insuficientes o ridículos, rivalidad...

Las crisis se producen siempre porque somos seres vivos, en continuo cambio y evolución. Los ritmos de crecimiento de cada uno, la capacidad de adaptación al cambio del otro, son materia muy compleja en una sociedad que cambia continuamente, una sociedad líquida, como dice Baumann, donde el cambio es tal que ya no quedan referencias ni valores sólidos que sirvan de anclaje. 

El camino en pareja es doble, un camino de desarrollo individual y un caminar en pareja. Cada pareja debe encontrar su forma personal de hacerlo, pero cuando no encuentra su propia creatividad recurre instintivamente a los modelos del pasado y con ello  la relación de pareja se bloquea.

La terapia ayuda a la pareja a redescubrirse uno y redescubrir al otro, y comprobar cómo de desbloquea la capacidad de generar soluciones en la propia pareja.
Cada vez hay una mayor afluencia de las parejas a la consulta del psicólogo, tanto porque están en crisis como por un deseo de vivir más plenamente la vida en pareja, y la terapia se convierte en un cuidado de este preciado vínculo, en un espacio para el crecimiento.
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     A menudo queremmmmos que resuelva todas nuestras expectativas, carencias y soledades,… es un lugar donde se reproduce la guerra de sexos y donde volcamos demandas infantiles que quedaron sin resolver. La terapia de pareja, heterosexual u homosexual nos adentra en la intimidad de una institución que puede tener mucha fuerza y creatividad para vivir una vida plena o también  pueda ser un encuentro muy traumático y doloroso....pero a pesar de ello hay algo que impide que nos separemos. La terapia nos permite ir a las raíces del vínculo y detectar sus debilidades para que la misma pareja con ayuda del terapeuta puedan despertar los recursos creativos y el potencial que esta pueda tener para la vida, el crecimiento y la salud.

      La pareja está llena de facetas, no es una relación continua o estable, más bien es una aventura llena de contrastes, variaciones e inestabilidades que pretenden la estabilidad.

        La pareja es un sistema dentro de otros más amplios, la familia de cada uno, la sociedad...

        La terapia se inicia con una demanda, que en muchas ocasiones requiere una mayor exploración. Poco a poco se van descubriendo los bloqueos en la comunicación que producen interacciones rígidas  y se descubren aspectos de uno mismo y del  otro desconocidos hasta ese momento. Muchos bloqueos provienen de la forma en la que nos hemos relacionado con nuestra familia de origen. La terapia  es un proceso creativo, único. 


lunes, 8 de enero de 2018

LA RABIA



                  
Resultado de imagen de HULKLa rabia tiene como función preparar el organismo, aumentando el vigor, la fuerza, la resistencia y otros recursos, movilizándolo para la autodefensa o para la eliminación de obstáculos para conseguir sus metas. Como respuesta instintiva, la rabia se da ante estímulos que interpretamos como amenazantes para nuestra integridad psíquica o física, o que impiden la satisfacción de una necesidad.
La amígdala, centinela emocional del organismo, actúa como almacén de memoria de experiencias emocionales arcaicas y tiene un papel esencial en las respuestas de rabia, interpretando y reconociendo estímulos del ambiente, y activando reacciones corporales que preparan al organismo para la huida o la lucha.
En etapas tempranas del desarrollo, el tipo de conexión con la experiencia de la emoción de rabia que irá estableciendo el bebé, se verá determinada por el tipo de vínculo que mantenga con su figura principal de apego. La capacidad de autorregulación emocional se desarrolla cuando el bebé experimenta sintonía afectiva con la figura de apego y sus reacciones de rabia son regularmente precedidas de respuesta de consuelo proveniente de la figura de apego. El bebé aprende que la sensación desagradable da paso a otra agradable y que a través del contacto protector de la figura de apego, la frustración, la rabia y la ansiedad darán paso a la calma y el bienestar.
La rabia es necesaria para discriminar y reorganizar los elementos necesarios, rechazando aquellos que no lo son.
En la infancia, el bebé pasa de un estado fusional con la madre a otro en el que poco a poco va configurando su yo. Uno de los recursos básicos utilizados por el organismo para llevar a cabo el desarrollo de esta función es la rabia junto con otros recursos como la huida, parálisis, sumisión, alegría, tristeza, miedo, etc…
Según el ambiente en el que crezca el niño la rabia  puede ser inhibida o utilizada en exceso y en forma disfuncional.
Si la persona vive experiencias continuadas de censura, desaprobación, prohibición o amenaza hacia la expresión de su rabia, surgirán emociones de vergüenza o miedo hacia ese polo, que impulsarán la formación de una frontera rígida entre las partes aceptadas y las partes rechazadas de la personalidad.
Un organismo que se ha visto desposeído de la función rabia tendrá dificultades para evitar aquellos elementos que sean amenazantes para la autoconservación física o psíquica.  Un estancamiento patológico de la personalidad. Si la respuesta precisamos en un momento dado nuestro  es la rabia, quedará reprimida y sustituída por amabilidad, parálisis, sumisión....y surgirá la autocrítica,  vergüenza, tristeza, autoagresión u otros mecanismos de interrupción del contacto interno con esta emoción cuando ésta intente manifestarse.
La no aceptación de la función rabia lleva a una situación de hostilidad interna entre las partes idealizadas de la persona que prohíben y amenazan de forma autoritaria, y las partes instintivas que exageran, manipulan, usan el victimismo de forma hábil y astuta.
Es así como, el sentimiento de sentirnos amenazados se transforma en autoagresión, el deseo de controlar al mundo se convierte en autocontrol, el deseo de criticar al otro se convierte en autocrítica, etc…
Otras formas de manifestación de este conflicto son algunas formas de depresión y la cronificación del estado de preocupación. En el caso de la depresión, el esfuerzo mantenido por la persona para reprimir la rabia emergente más la rabia vuelta sobre la propia persona, se manifiesta finalmente como depresión. O tal vez  experimente una sensación de parálisis que origine la aparición del estado de preocupación: deja de ocuparse de cambiar las situaciones para constantemente pre-ocuparse sin hacer nada por buscar soluciones.

Esto ocasiona con frecuencia graves dificultades para distinguir los límites en las relaciones. En las relaciones amorosas, vivirá los límites del otro como vacío interior angustioso, que a su vez pondrá en marcha la función rabia de forma inconsciente. La consecuencia de este proceso es que la persona sentirá rabia hacia la persona de la que depende, manifestándose en enfado, crítica, culpabilización, exigencia, amenaza, etc…