La terapia es un camino de crecimiento

La terapia es un camino de crecimiento.

La primera etapa es la de la partida del viaje: el paciente decide acudir en demanda de ayuda para superar una crisis o enfermedad de algún tipo.

En terapia se cruza un umbral que consiste en una decisión voluntaria y consciente de querer mirar hacia dentro y entregarse a la búsqueda de otra manera de ser. A lo largo del camino el paciente descubre introyectos, recoge proyecciones e integra polaridades.

Al final del camino le espera el redescubrimiento de sí mismo pues las fuerzas buscadas y ganadas han estado siempre dentro de su corazón.

jueves, 12 de abril de 2012

Del libro de Carl Gustav Jung "El yo y el inconsciente"


     Uno de los símbolos que utilizaba Jung para expresar la búsqueda de la totalidad era el mandala. En el centro del mandala figura el sí-mismo (Selbst), que el sujeto intenta alcanzar en el proceso de individuación.
 Para Jung, la individuación era el objetivo de la terapia, proceso que consideraba no sólo deseable sino imprescindible, porque de lo contrario, el individuo va a parar a un estado y comete unos actos que lo desquician consigo mismo. Por eso no podrá estar unificado con los propios actos, ni se podrá asumir la responsabilidad frente a ellos.

La desunificación de sí mismo es precisamente el estado neurótico e insoportable del que uno quisiera redimirse. Pero una redención de ese estado no sobreviene sino cuando se puede ser y actuar como uno es por íntima convicción, un sentimiento que puede ser al principio confuso e inseguro, pero que conforme progresa el desarrollo, se vuelve cada vez más fuerte y más claro. Cuando uno pueda decir: "Este soy yo, y así obro" entonces puede estar unificado con su ser, aunque le cueste trabajo; entonces puede asumir la responsabilidad de sus actos, aunque se resista a hacerlo.

Ciertamente,  se tendrá que reconocer que nada es tan difícil de soportar como la carga de sí mismo (Estabas buscando la carga más pesada, y te encontraste a ti mismo", Nietzsche).

La individuación es imprescindible para ciertos individuos, no sólo como una necesidad terapéutica, sino como un elevado ideal, como una idea de lo mejor que se puede hacer.

No existe curación ni mejoramiento del mundo que no se haya empezado en el individuo mismo.


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